domingo, 25 de mayo de 2008

De que nada se sabe

La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y largas penas
es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esa saeta
que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?

J.L.B

1 comentario:

godsize dijo...

A veces me preocupa todas las cosas contradictorias que dice sobre Dios Georgie. La mayoría del tiempo no, y ahí disfruto más. O no, qué sé yo, tengo que dejar de hacer como que estudio...


Suyo es lo que perdura en la memoria
Del tiempo secular. Nuestra la escoria.